El loto nace en el fango, atraviesa el agua y florece puro…
Esos son los procesos por los que el «hombre del primer mundo» se resiste a pasar, queremos todo ya y bien, queremos vivir la vida pero no ciertas cosas de la vida, queremos ser felices pero no sabemos estar en el dolor. Queremos una vida de sólo día, sin noche, y cuando oscurece nos sentimos aterrorizados, y nos sentimos vícitmas porque el sol no nos alumbra, sin entender los regalos que nos trae la luna. Hemos perdido la capacidad de acompañarnos en el dolor. Como decía un dicho de no sé quién,
Tenemos que aprender a sufrir, luego aprender a amar para posteriormente aprender a partir.
No, no sabemos estar en el lodo, no sabemos atravesar las aguas pero sí queremos la pureza del loto.
 
Jesús! como estoy hoy y eso que es viernes….