¡Suprimid el talento y acabaréis con las ansiedades…!
La gente, en general, es tan feliz como si estuviera de fiesta,
o como si subiera a una torre en primavera.
Yo solo estoy tranquilo, y no he hecho signos,
como un niño que aún no sabe sonreír;
desamparado como si no tuviera casa adonde ir.
Todos los otros tienen más que suficiente,
y solo yo parezco estar necesitado.
Posiblemente mi mente sea la de un tonto
¡q ue es tan ignorante…!.
Los vulgares son brillantes,
y solo yo parezco ser torpe.
El vulgo discrimina,
y solo yo parezco más que suficiente.
Soy negligente como si fuera oscuro;
a la deriva, como si no me apegase a nada.
La gente, en general, todos tienen algo que hacer,
y solo yo parezco carecer de habilidad y práctica.
Yo solo soy diferente de los otros,
pero valoro la búsqueda del sustento que viene de la Madre.
(Lao-tzu, El Tao. El Camino Del Zen, de Alan W. Watts)