El yo y La Verdad

La Verdad no puede buscarse ya que: ¿cómo buscar lo que ya ERES? Toda búsqueda, todo supuesto camino, transitado o buscado, toda investigación en un pasado, de lo que sea que ese que yo soy, aquí y ahora, no puede, sino alejarte de La Verdad. La Verdad no puede conocerse. Hace parte de lo desconocido. Por lo tanto debemos refutar todo lo que es conocido. Pasemos nuestro tiempo, no en buscar La Verdad (no podemos), sino en refutar todo lo que nos es conocido. En un momento dado, el cerebro, la personalidad, el ego, e incluso la individualidad, no puede mantenerse, más allá de un determinado tiempo, con relación a la refutación.

El sentido del yo, aparece antes de los tres años. Es entonces que aparece la distancia entre el sujeto y el objeto. Es el momento en que la Conciencia toma conciencia de sí misma y se distancia con relación a todo lo que puede, sentirse, experimentarse, ser visto, percibido, establecido, poniendo como un límite y una barrera entre nosotros y el mundo. Es esta distancia, esta barrera que crean a la persona, y crea al individuo. Nos basta simplemente con aceptar que no hay nada a perseguir, nada a buscar, ni esperar, sino simplemente, posar una mirada lúcida sobre todo lo que es efímero. Nosotros Somos, antes de estar en ese cuerpo. Eramos, antes de que el mundo exista. Y Seremos, una vez que el mundo haya desaparecido. ¿Pero qué seremos? Eso no es una proyección en el futuro, aún menos en el pasado, sino el establecimiento de la Conciencia más allá de la Conciencia. La Conciencia es experiencia: ella se alimenta con la experimentación. Hasta cierto punto, creemos ser el que experimenta. Nos identificamos con la escena, con el teatro, pensamos que hay un camino y lo recorremos porque nosotros lo creamos. 

A partir del momento en que observemos nuestros propios pensamientos, la forma en que nacen (es el principio mismo de la meditación) vamos a poder, inicialmente, salir de la linealidad. No para escapar a cualquier cosa o a quienquiera, porque  que La Verdad engloba también la Ilusión. Todo lo que es efímero es ilusorio. Lo que es permanente es infinito e indefinido. Observemos lo limitado. La Verdad observa lo efímero. Lo efímero está contenido en La Verdad. Nada puede estar fuera de La Verdad.