Sientan cómo este flujo de energía está conectado a vuestro poder creativo, con la vitalidad del cuerpo mismo y también con vuestra sexualidad. Húndanse profundamente dentro del centro de vuestro abdomen y suelten al mundo externo por un momento. Sientan cómo se reúnen ahí las fuerzas que les permiten comenzar un nuevo capítulo en la vida en la Tierra, y eso les da precisamente los poderes y talentos que necesitan ahora para manifestarse más completamente en la Tierra. Háblenle a ese poder. Permítanse ser abrazados por ese inmenso poder en vuestro abdomen y por vuestra humanidad. Sientan cómo en ese lugar están profundamente conectados el núcleo: el centro de la Tierra. Sientan cuán conectados están.
Ahora tomen un miedo que encuentren frecuentemente en vuestra vida diaria. ¿Dónde y de qué están temerosos? Nómbrenlo para ustedes mismos: ¿es el miedo a ser rechazados, o a ser juzgados, o a estar solos? Sientan luego cómo ese miedo gravita en ustedes, especialmente alrededor de vuestros hombros y de vuestra cabeza, porque el miedo se ata fuertemente al pensamiento. Los miedos son alimentados y crecen a través del pensamiento. Vuestros pensamientos a menudo están llenos de pánico y de falta de confianza. Sientan por un momento cómo el miedo realmente no está relacionado con algo en el mundo externo, sino que emerge desde el interior de vuestra propia mente y sale de vuestro propio ser. Imaginen ahora que ustedes contienen ese miedo como una nube de energía oscura, y con vuestras manos ustedes guían esa nube de energía hacia ese punto quieto y silencioso de vuestro abdomen; hacia esa corriente de poder que fluye ahí dentro de ustedes tranquilamente y con confianza. Vean cómo vuestro abdomen recibe y saluda a vuestro miedo de un modo muy neutral.
Sientan las fuerzas elementales de la naturaleza en vuestro abdomen. Ustedes son más grandes que este miedo – consuélenlo. Dejen que el miedo vea cuán fuertes son realmente, y cómo ustedes son parte de la Vida Eterna. Ahora ustedes están encarnados aquí en la Tierra y son de carne y hueso. Vuestro cuerpo es un hogar sagrado que ustedes animan con vuestra propia Luz, y vuestra esencia es eterna, independientemente de qué forma tome. Sientan la serenidad de vuestra fuerza incomparable, y luego vean y sepan que el miedo permanece en la periferia, no en vuestro núcleo. Dejen que el miedo los rodee, mientras que ustedes tiran nuevamente hacia vuestro núcleo, dentro del más profundo conocimiento interior que les pertenece: “Soy; soy aceptado aquí; soy hermoso como soy”.
Fuente desconocida