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«Isidoro no era un simple contertulio, sino un terapeuta que luchaba contra la relación asimétrica entre paciente y el psicólogo. Prefería hablar de formas disfuncionales de vivir y no de enfermedades o patologías. Su objetivo era que yo hallara mi propio camino para superar mis conflictos. En su opinión, el proceso terapéutico no podía avanzar sin una búsqueda interior que se desplegara como una iniciativa propia y no dirigida. «
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«La verdad es que detesto la palabra “pacientes”. Carl Rogers habla de “clientes”. Tampoco me gusta. Algunos han dicho que la Psicología Humanista es “la terapia del amiguete”. Hablar de amigos tal vez sería excesivo, cuando hay una mesa por medio y una situación que no se ha elegido. Me gustaría pensar que sólo somos personas, aprendiendo a regular nuestras emociones. El psicoterapeuta también es vulnerable y experimenta conflictos. Una buena terapia es un espacio de encuentro entre diferentes vivencias que se enriquecen mutuamente.»
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Rafael Narbona, «Historia de un bipolar»
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Me encantan estos dos fragmentos