Usando la enfermedad como catalizador de un despertar

La entrega es la aceptación interior de lo que es.
Estamos hablando de su vida (este instante), no de las circunstancias de su vida (su situación vital).
La enfermedad es parte de su situación vital.
Permita que el sufrimiento lo empuje hacia el momento presente, hacia un estado de intensa presencia consciente. Úselo para la iluminación.
La entrega no transforma lo que es, al menos no directamente. La entrega lo transforma a usted.
Cuando usted está transformado, todo su mundo se transforma, porque el mundo es sólo un reflejo.
Si usted se mira en el espejo y no le gusta lo que ve, tiende a atacar a la imagen del espejo. Eso es precisamente lo que usted hace cuando está en un estado de no aceptación. Y, por supuesto, si usted ataca a la imagen, ella le devuelve el ataque.
Si usted acepta la imagen, no importa lo que sea, si usted es amistoso con ella, no puede no ser amistosa con usted. Así es como usted cambia el mundo.
La enfermedad no es el problema. Usted es el problema, mientras la mente egotista tenga el control.
Cuando usted está enfermo o incapacitado, no sienta que ha fracasado, no se sienta culpable. No culpe a la vida por tratarlo injustamente, tampoco se culpe a sí mismo. Todo eso es resistencia.
Si usted tiene una enfermedad grave, úsela para la iluminación.
Cualquier cosa «mala» que ocurra en su vida, úsela para la iluminación.
Haga que ella lo obligue a tener una conciencia intensa del momento presente, y vea lo que pasa.
Conviértase en un alquimista. Transmute el metal bajo, en oro; el sufrimiento, en conciencia; el desastre, en iluminación.
Sólo una situación crítica tiene la capacidad de quebrar la dura cáscara del ego y de obligar a la entrega y forzar al estado de despertar.
Una situación crítica surge cuando a través de algún desastre, una conmoción drástica, una pérdida profunda, o el sufrimiento. Todo su mundo se hace añicos y ya no tiene sentido. Es un encuentro con la muerte, sea física o psicológica. El ego, el creador de este mundo, se derrumba. De las cenizas del viejo mundo, uno nuevo puede nacer.

No hay garantía, por supuesto, de que incluso una situación límite lo haga, pero el potencial está siempre ahí. La resistencia de algunas personas a lo que es, se intensifica incluso en tal situación, y de esa forma se convierte en un descenso al infierno.
En otros, puede haber sólo una entrega parcial, pero incluso eso les dará cierta profundidad y serenidad que no tenían antes.
Partes de la cáscara del ego se rompen, lo que permite que pequeñas cantidades de brillo y paz que estaban más allá de la mente, la traspasen.
Las situaciones límite han producido muchos milagros. Ha habido asesinos condenados a muerte que en las últimas horas de su vida, esperando su ejecución, experimentaron el estado de no ego y la profunda paz y alegría que lo acompañan.
La resistencia interior a la situación en la que se encontraban se hizo tan intensa que produjo un sufrimiento insoportable y no había ningún sitio a donde huir ni nada que hacer para escapar de él, ni siquiera un futuro proyectado por la mente. Se vieron forzados a una aceptación completa de lo inaceptable. Se vieron forzados a la entrega. De esta forma, pudieron entrar en el estado de gracia con el que viene la redención: la liberación completa del pasado.
Por supuesto, no es realmente la situación límite la que hace sitio al milagro de la gracia y la redención, sino el acto de entrega.
Siempre que lo golpee un desastre, o que algo ande muy «mal»: enfermedad, incapacidad, pérdida del hogar o la fortuna o de una identidad socialmente definida, ruptura de una relación cercana, muerte o sufrimiento de un ser amado, o la cercanía de su propia muerte, sepa que hay otra cara en ello, que usted está sólo a un paso de algo increíble: una transmutación alquímica del metal bajo del dolor y el sufrimiento, en oro. Ese paso se llama entrega.
No quiero decir que usted se sentirá feliz en esa situación. No será así. Pero el miedo y el dolor se transmutarán en una paz interior y una serenidad que viene de un lugar muy profundo, de lo No Manifestado. Es la «paz de Dios, que sobrepasa toda comprensión».
Comparada con eso, la felicidad es algo muy superficial.
Con esta paz radiante viene la comprensión (no en el nivel de la mente sino en la profundidad de su Ser) de que usted es indestructible, inmortal.
Si usted vive en este estado de aceptación, no crea más negatividad, más sufrimiento, más infelicidad. Vive entonces en un estado de no resistencia, un estado de gracia y ligereza, libre de esfuerzo.
Siempre que sea incapaz de hacer esto, entregarse, porque la condición sea tan extrema que es absolutamente inaceptable para usted, usted está creando alguna forma de dolor, alguna forma de sufrimiento. Puede parecer que la situación es la que crea el sufrimiento, pero no es así, es su resistencia la que lo crea.
Si usted no puede aceptar lo que hay afuera, acepte lo que hay adentro. Esto significa: no se resista al dolor, permítalo estar ahí. Entréguese a la pena, la desesperación o el miedo, la soledad o cualquier forma que el sufrimiento tome. Sea testigo sin etiquetarlo mentalmente. Abrácelo. Entonces vea cómo el milagro de la entrega transmuta el sufrimiento profundo en paz profunda. Deje que se convierta en su resurrección y ascensión.
Cuando su dolor es profundo, usted probablemente tendrá una fuerte necesidad de escapar de él en lugar de entregarse a él. Usted no quiere sentir lo que siente, pero no hay escapatoria, no hay modo de salir.
Hay muchos pseudoescapes: el trabajo, la bebida, las drogas, la ira, la proyección, la supresión, etc., pero no lo liberan a usted del dolor.
Cuando usted niega el dolor emocional, todo lo que usted hace o piensa, así como sus relaciones, se contaminan con él. Usted lo emite, como la energía que emana y los demás lo recogerán subliminalmente.
Si son inconscientes, pueden incluso sentirse empujados a atacarlo o hacerle daño en alguna forma, o usted puede herirlos en una proyección inconsciente de su dolor. Usted atrae y manifiesta lo que corresponde con su estado interior.

Cuando no hay salida, todavía hay un camino a través del dolor, así que no se aparte de él. Enfréntelo. Siéntalo plenamente. Déle toda su atención al sentimiento, no a la persona, evento o situación que parece haberlo causado. Preste toda su atención a lo que siente y absténgase de clasificarlo mentalmente. Según entra en el sentimiento, esté intensamente alerta. Al principio, puede parecer un lugar oscuro y aterrador, y cuando surja el impulso de alejarse de él, obsérvelo, pero no actúe sobre él. Siga poniendo su atención en el dolor, continúe sintiendo la tristeza, el miedo, el espanto, la soledad, lo que sea. Permanezca alerta, esté presente, presente con todo su Ser. Mientras lo hace, está trayendo una luz a esta oscuridad. Es la llama de su conciencia.
La aceptación del sufrimiento es un viaje hacia la muerte. Enfrentar el dolor profundo, permitirle ser, llevar su atención a él, es entrar en la muerte conscientemente. Cuando usted ha sufrido esta muerte, se da cuenta de que no hay muerte y no hay nada que temer. Sólo el ego muere.

Eckhart Tolle

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