Nuestro pequeño ego

Nuestro “pequeño yo”, el ego denso representa un fractal de la energía patriarcal que está en cada uno de nosotros. Este “pequeño yo” (nuestro saboteador o parásito psíquico) nos manipula a través de todas las reacciones de miedo como el rechazo, la cólera, la negación, la huída…

Cuanto más importante sea su proporción en nuestra personalidad, más fuerte se cree y resiste. De esta forma, nos impide contactar nuestra multidimensionalidad (la conciencia del ser que somos), puesto que se reafirma permaneciendo sentado en el confort de la ilusión de su identidad del “YO-MI”

YO MI !!!

El bien y el mal son una ilusión. Es una mentira magistral de la conciencia egótica densa (el pequeño yo), que nos manipula a cada instante y nos divide.
Solo en la conciencia limitada del humano es donde esa noción existe, puesto que permite experimentar la dualidad y así participar en el ciclo equilibrio-desequilibrio de la evolución en la “materia”. Somos aprendices, seres espirituales aprendiendo esta densidad, no hay errores, sólo aprendizajes.